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Violencia de pareja en la comunidad LGBTQ+
Como profesionales de la salud, gran parte de la atención que ofrecemos comienza con las preguntas iniciales de detección. Estas preguntas están diseñadas para poblaciones específicas según su nivel de riesgo. La detección de la violencia de pareja (VPI) se considera parte integral de la atención, según lo recomendado por el Grupo de Trabajo de Servicios Preventivos de EE. UU. (USPSTF) para mujeres en edad reproductiva.
Aunque el USPSTF no menciona específicamente la detección de VPI para todos los adultos, muchas organizaciones médicas la recomiendan para todos. La VPI, también conocida como violencia doméstica, maltrato de pareja o violencia en el noviazgo, se refiere a las diversas tácticas que un abusador utiliza para controlar a su pareja en una relación íntima. Un punto crucial aquí es que la VPI no se limita a ninguna persona, género o rol en particular. Lo que la define como violencia de pareja es la naturaleza de la relación y el maltrato en sí.
Esto es especialmente importante al trabajar con pacientes de la comunidad LGBTQ+ que pueden identificarse con géneros distintos a masculino o femenino, o que tienen parejas del mismo género. La violencia de pareja no se limita a lo que tradicionalmente consideramos relaciones "hombre-mujer" u "hombre-mujer". Si bien las tasas de violencia de pareja pueden variar según factores como la edad, el nivel socioeconómico y la educación, puede ocurrir en todos los grupos de edad (incluidos los adolescentes) y entre diversas razas y etnias.
La Campaña de Derechos Humanos informa que, basándose en encuestas anteriores en la comunidad LGBTQ+:
- El 44% de las lesbianas y el 61% de las mujeres bisexuales sufren violación, violencia física o acoso por parte de una pareja íntima, en comparación con el 35% de las mujeres heterosexuales.
- La Encuesta Transgénero de Estados Unidos de 2015 encontró que más de la mitad (54%) de los encuestados transgénero y no binarios experimentaron violencia de pareja en sus vidas.
- Entre los encuestados no LGBTQ+ en la última Encuesta sobre Conductas de Riesgo Juvenil (YRBS) de los CDC, el 7 % reportó haber sufrido violencia física en el noviazgo y el 8 % reportó haber sufrido violencia sexual en el noviazgo. En contraste, el 18 % de los encuestados LGBTQ+ reportó haber sufrido violencia física en el noviazgo y el 16 % reportó haber sufrido violencia sexual en el noviazgo.
Como profesionales de la salud, es fundamental reconocer que el género de las personas involucradas en la relación no afecta la necesidad de pruebas de detección y derivación. Todos los pacientes adultos deben ser considerados para una prueba de detección de violencia de pareja al menos una vez al año para garantizar que brindamos la atención y las derivaciones adecuadas, priorizando su salud, seguridad y bienestar. Para todos los pacientes con resultados positivos en la prueba de detección de violencia de pareja, es importante ofrecer derivaciones a servicios y albergues que puedan brindar apoyo.